Alegría y tradición en el Carnaval de La VegaColorido. Cuernos largos y multicolores; un par de ojos maliciosos que miran con la intención expresa de asustar y unos grandes y filosos dientes, son los componentes de unas caras mefistofélicamente llamativas: las de los diablos cojuelos de La Vega, que cada año deleitan a miles de seguidores.Son las 12 del mediodía. Fillo tiene una lucha constante con sus ojos: ellos por su cuenta se cierran, pero él los abre inmediatamente. Con una innegable cara de agotamiento murmura: “Estoy cansado”, y no es para menos. Angel Fidelio Jorge, pero a quien todos en La Vega conocen por Fillo, y su equipo de 10 sastres, amanecieron “en claro” cosiendo 39 disfraces de diablo cojuelo; también repararon otros tantos. Todo tiene que estar listo para cuando comience el desfile del carnaval a las 4 de la tarde.Tejidos de lamé y raso de un azul brillante, el color de “Los Escorpiones” -el grupo de Fillo- inundan el taller. Poco a poco empiezan a traer unas imponentes máscaras, primorosamente elaboradas.Fillo tiene 51 años, 25 de ellos disfrazándose de diablo. Y todos los años confecciona y/o diseña más de una veintena de disfraces tanto para La Vega como de carnavales de otras provincias cibaeñas.
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