Un festín natural, aderezado por cultura y tradición, espera esta Semana Santa por las laderas del Sur Profundo


Irse al Sur siempre es bueno. De hecho, Bunbury dijo que “es importante todo el tiempo viajar al sur”. Y como dato curioso y fuera de cualquier romanticismo, la mayoría de las zonas sureñas son las partes más interesantes: que si el sur de algunos países europeos (España, Francia o Italia); el sur argentino o chileno está lleno de contraste; y en el sur norteamericano hay estampas muy atrayentes, en ese universo de opciones naturales que es Estados Unidos.

Y de esa realidad no escapa República Dominicana. Este microcosmos está repleto de lugares. Y la región Suroeste dominicana es una canasta llena de huevos de oro.

Una buena opción para los que quieran irse en este asueto por los caminos criollas es explorar esta zona del país. De un rincón a otro, la belleza se resbala ante el gusto de cada uno de los que se encaminan por la zona.

Queremos trazar un mapa a visitar. Cinco paradas básicas componen el recorrido. Cinco estaciones repletas de cultura, sabores, azul marino y de mucha dominicanidad, que vale la pena descubrir.

BaníBaní está lleno de contrastes. Es una bella ciudad, con una vistosidad tremenda y que sus habitantes (cerca de 31 mil) han hecho una joya. Es el primer punto de este viaje y no es para menos. Además de recibir al viajero en este recorrido, es la primera parada gastronómica del viaje. Sino lo creen, dejen que sus narices los lleven a Las Marías. Y en zonas aledañas están sembradas de atributos naturales de sorprendente belleza. La playa Salinas es un ejemplo de ello. Las Dunas completan un paisaje agreste y hermoso, a la vez que implica una experiencia importante. En esta zona (Dunas-Salinas) hay alguno que otro restaurante que pondrán otro punto sabroso al recorrido. Algo a tomar en cuenta es la playa de Matanzas, de duro oleaje conveniente para los deportes acuáticos. >>>mas<<<